¿Te imaginas salir de vacaciones al extranjero por primera vez y encontrarte con el Papa?. Esto le paso a la familia salteña Vázquez López, que está disfrutando de sus vacaciones en Iquique, una de las paradas del Papa Franciso en su gira por Chile y donde hoy oficiará una multitudinaria misa.
Nada fue planeado. Ni las vacaciones de Pablo, ni la elección del destino, tampoco las fechas para alquilar el departamento donde ahora están alojados. Es la primera vez que la familia decide llenar el tanque del auto para salir del país. Claudia piensa que, en medio de todas estas circunstancias, es una “bendición divina” toparse, nada más y nada menos, que con el mismo Papa Francisco, otro argentino pisando suelo chileno.
Sol. Cielo celeste. Obreros trabajando en la ruta para dejar todo listo. Sol y viento. Un hombre arreglando canteros, otro colocando banderas, otro barriendo. Ni una nube. Iquique en #ModoPapa. Sol, sol, y más sol.
Después de un viaje que Claudia define como “muy largo pero muy tranquilo” llegan finalmente a destino. La pareja se turnó para manejar, aunque el mayor tramo lo condujo él. La inmensidad del desierto abrumó a los chicos, y es que, para dos hermanos adolescentes, más de 30 horas juntos en el asiento trasero pueden ser catastróficas.
La avenida Arturo Prat Chacón lleva a la familia hasta el departamento que alquilaron en las únicas fechas que encontraron disponibles. Desde el martes 9 de enero hasta el jueves 18.
La noticia de que el último día coincidía con la llegada del Papa Francisco a la ciudad veraniega los motivó consultar por la posibilidad de quedarse un día más pero el lugar ya estaba reservado. Claudia, que no sabe de resignación, analiza pasar la noche del jueves en una ciudad cercana, tal como hicieron en el viaje de ida.
Ubicación preferencial
El departamento es amplio, muy cómodo; está pintado en diferentes tonos de naranja y algunos vinilos decoran el living. Cuenta con un balcón celeste que los Vázquez usarán como palco preferencial cuando Francisco pase en auto por la avenida, hasta la primera rotonda, donde tendrá que bajar para cambiar de vehículo y entrar a la ciudad.
El Papamóvil permanece guardado y custodiado por carabineros desde la noche del miércoles, frente al departamento, y encontrará al Papa por la avenida La Tirana. En el interior del departamento, Claudia revisa lo que queda de la mercadería que compraron el primer día, van a tener que volver al súper. Agustín, su hijo mayor, disfruta de la comodidad del sofá, el aire acondicionado y el wifi, mientras Lara, la más pequeña, se impacienta por ir a la playa.
El papá, desde el balcón, advierte que los encargados del transporte y la seguridad, están haciendo un simulacro. Autos blancos con el logo y el lema elegidos para la visita, combis, vehículos de seguridad y un arsenal de motocicletas. Tres helicópteros en el cielo.
Más tarde, un carabinero les comentará que Francisco no quiere usarlos y que, en caso de que sea necesario, Su Santidad prefiere ser trasladado en ambulancia hasta el hospital más cercano: “nada de clínicas privadas”.
Todo Chile en #ModoPapa
El #ModoPapa implica que toda la ciudad está revolucionada. En las playas hay stands donde se puede obtener todo tipo de información referida al paso y actividad del Pontífice y stickers para el auto a modo de recordatorios. La playa iquiqueña, que Claudia considera el único lugar totalmente recreativo, es tan atractiva de día como de noche. Primero como lugar familiar, de juegos y bronceado.
Más tarde, comienzan a llegar los músicos y los feriantes. A ellos se suman bailarines y otros artistas que interactúan con los turistas y contagian el ambiente festivo del lugar. Pasan los días, y en la víspera de la visita del Obispo de Roma, el matrimonio advierte la presencia de compatriotas. Comienzan a aparecer nuevos rostros, con banderas argentinas. “ ¿Sabés qué nos olvidamos? La bandera”, se lamenta Claudia.
En un paseo, la familia visita la Catedral, de cuyas paredes cuelgan banderas del Estado Ciudad del Vaticano. Monjitas con el hábito marrón, sacerdotes vestidos de negro y sus muchos bolsos hacen suponer que también son viajeros que han llegado para encontrarse con el Pontífice.
Más tarde, la pareja se encontrará explicándole a sus hijos que “vamos a ver a la persona más importante en el mundo. Y nos damos cuenta porque no hay problema en paralizar la ciudad ni cortar las avenidas. Es como ver a Jesús caminando por la ciudad”.
El tema del alojamiento los detiene a pensar que, si se quedan a la misa que se celebrará hoy a las 11.30 en la Playa Lobito, se les complica la vuelta. Es que está previsto que lleguen cerca de 250 mil personas, casi duplicando la cantidad de habitantes que tiene la ciudad chilena, por lo que la capacidad hotelera está colmada, y las rutas serán cortadas desde las 4 de la tarde, aproximadamente.
Todo sea por ver al Papa
Sin embargo, los Vázquez López cuentan ya con los 4 tickets necesarios para el ingreso a Playa Lobito, que deben realizar a las 2 am, luego de la misa de la medianoche, destinada a los peregrinos que llegan desde lugares lejanos. Fue el mismo Pablo quien, al enterarse que en su viaje cruzaban al Papa, decidió sorprender a su esposa e hijos y adquirió las entradas por su cuenta, sin consultar.
Pablo es católico bautizado, pero su fe no creció mucho más. Claudia, en cambio, a los 18 años comenzó a colaborar en la catequesis y el coro de la Iglesia del Buen Pastor, lugar donde ahora su hija Lara es auxiliar de catecismo.
Por todo esto, el hecho de que fuese Pablo quien consiguió los tickets, conmovió profundamente a Claudia. “Cuando estábamos en casa (Salta) me mandó una foto de los tickets y yo no entendía nada. Después caigo que eran los de la misa… imaginate, no me dijo nada ni lo preguntó”.
Para su esposo, enterarse que iba a estar el Papa fue algo que lo puso “muy contento”. Le alegró por Claudia y por los chicos, ya que “es una ocasión única” que les tocó vivir “por suerte”. Esa es la razón por la que no dudó en sacar los tickets y acompañar a su familia en “ese momento tan intenso”, como ellos mismos lo describen.