El kilómetro 1.500 de la ruta nacional 34, de Güemes a Salta, fue nuevamente el punto de encuentro de una familia marcada por la pasión por los motores.
Poco después de las 10, un gazebo naranja y enormes banderas en apoyo a Kevin y Luciano Benavides comenzaban a desplegarse. La familia estaba inquieta. Los celulares no paraban de sonar. Las preguntas eran siempre las mismas: ¿dónde están?, ¿vienen juntos?, ¿ya están en Güemes?
Cada comunicación era escuchada con atención por los periodistas que levantaban cámaras y micrófonos para no perderse la llegada de los motociclista.
A las 12.35, y luego de transitar una pronunciada curva hacia la izquierda, comenzaron a sonar los bombos y platillos que acompañaron el rugir de los motores. Los Benavides habían llegado y unas 200 personas entre familiares, amigos y periodistas, eran testigos del arribo. La Gendarmería Nacional ubicó a los motociclistas a un costado pero el tránsito quedó totalmente cortado.
La foto de Kevin no fue la misma de 2016. Esta vez se bajó de su moto y su abrazó con cada uno que se le acercó. Las lágrimas salieron de sus ojos al encontrarse con su abuela que los esperó por dos horas y media. Luego fue el momento de los periodistas.
"Estoy muy contento por este recibimiento, es increíble", dijo Kevin y agregó: "ha sido una semana muy buena, hay que seguir luchando que es lo más difícil. El objetivo era llegar lo mejor posible a Argentina".
A su costado, Luciano, un poco más entero, dijo: "quiero ir pensando día a día, falta mucho camino. Estoy entre los 15 de la clasificación. Sé que puedo estar más adelante y voy a pelear por ser el mejor debutante".
Entre abrazos, sirenas, bombos y aceleradas, así fue la llegada a Salta de los hermanos Benavides, rumbo al vivac en el Centro de Convenciones de Limache.