Este viento, que proviene del Océano Pacífico, asciende por la Cordillera de Los Andes, donde precipita la humedad en forma de lluvia y nieve, toma el nombre de la quebrada del Zonda, una de los pasos por los que accede a territorio argentino (además de las quebradas de Jáchal, Tulúm y Ullúm). La masa de aire, que pasa seco hacia el este, se calienta durante el descenso, y puede elevar hasta 10 grados la temperatura ambiente.
En su descenso, el zonda arrastra polvo y arena, que enturbian el aire. El calor y la sequedad del ambiente, consecuencias de este fenómeno, pueden producir cambios en el estado de ánimo de las personas, abatimiento e irritabilidad.
El fenómeno suele producirse en invierno (más de la mitad de los eventos se registran entre mayo y agosto). La mayor o menor frecuencia esta condicionada a la altura sobre el nivel del mar y a la distancia de la localidad respecto de la Cordillera y Precordillera.
Es similar al fohen de los Alpes Europeos; al chinook de la Cordillera Rocallosa en Estados Unidos y Canadá; al berg-wind de Sudáfrica; al norwesterly de Nueva Zelanda.
En el llano, el zonda tiende a soplar con mayor frecuencia a la hora de la temperatura máxima, que suele producirse por la tarde, entre las 14 y las 18. En la montaña, en cambio, las horas de mayor frecuencia corresponden a los momentos posteriores a la salida del sol.
Cuando el zonda se disipa, suele dar lugar a una masa de aire frío que sopla desde el sudeste.