Fuente de discriminación, de prejuicios, de bullying y de culpa, la obesidad y el sobrepeso constituyen otra (silenciada) pandemia que estamos viviendo. Hay que entenderlo de una buena vez: el “gordo” no es una persona “incapaz de cerrar la boca”. Es una persona con una enfermedad crónica. Y serlo en tiempos de covid-19 agudiza la situación: sobrepeso y obesidad forman parte de los factores de riesgo agravado.
“La obesidad -explica Virginia Busnelli, médica especialista en nutrición- es una enfermedad multicausal; se consolida en la sumatoria de factores que, especialmente en tiempos como este, de incertidumbre, nervios, aislamiento y falta de rutina, pueden potenciarse exponencialmente”.
“El sobrepeso y la obesidad - agrega- surgen de la interacción de un trastorno genético múltiple y un medio ambiente claramente favorecedor, que potencia un aumento de la ingesta y una reducción del gasto energético. A eso hay que sumar el factor psicológico de la enfermedad”.
En este marco, es importante desterrar pensamientos errados, simplistas y hasta agresivos de esta sociedad que la psicóloga tucumana Claudia Alonso, especialista en obesidad, califica de “obesofóbica”.
“Vivimos en una sociedad basada en un ideal estético que contribuye a la construcción de una persona sujeta a inagotables exigencias, y que tienen que ver con la perfección del cuerpo -agrega Alonso, que es miembro del Comité de Salud Mental de la Sociedad Argentina de Cirugía de la Obesidad-. La obesidad se sitúa en el polo opuesto a ese ideal, que no hace más que poner palos en la rueda a quienes sufren la enfermedad”.
“Es una cultura que celebra la delgadez como éxito social y ejerce presión constante por adaptarse a eso, como si fuera una simple cuestión de voluntad o de encontrar la dieta mágica que lo haga posible en el menor tiempo”, completa Busnelli.
Por eso, vamos a plantear algunos de los mitos que todos (estemos o no pasados de kilos) tenemos que derribar. Los pacientes, para poder encarar los tratamientos, que no son fáciles de sostener. Y los demás, al menos, para no ser obstáculo en esos tratamientos. Porque la obesidad y el sobrepeso son una cuestión de salud pública (afectan a seis de cada 10 argentinos, según datos del Ministerio de Salud de la Nación) y, como tal, nos competen a todos.
Sobrepeso: creencias que se deben desterrar
Se debe a la falla de la fuerza de voluntad:
No. Es una condición crónica metabólica, de origen multicausal, en la que intervienen factores psicológicos, sociales, genéticos, ambientales, políticos y económicos.
Se soluciona haciendo dieta un tiempo:
No. Requiere un tratamiento integral que lleve a cambiar el estilo de vida para siempre. Es clave el acompañamiento de todos los agentes de salud implicados en la complejidad de esta patología.
Es una cuestión de imagen:
No. Pero el peso que los ideales sociales ejercen sobre la persona con sobrepeso suma sentimientos de culpa y de que la llevan a medidas drásticas o dietas extremas que empeoran su situación.
Es sólo una cuestión de kilos:
No. Al ser una condición metabólica, trae aparejadas otras enfermedades, como hipertensión, diabetes y patologías cardíacas, que afectan calidad y expectativa de vida.
Factores socioculturales que pesan
- Bombardeo constante de la cultura de la dieta inmediata y de la necesidad de alcanzar el éxito a corto plazo.
- Aumento de los precios de las frutas y las verduras.
- Fácil acceso y a bajo costo de los alimentos con mayor aporte calórico, que son ricos en grasas y azúcares.
- Menos tiempo para comer y estrés laboral (agravado por el teletrabajo), predisponen a soluciones rápidas, con comida que no aporta a la nutrición sino a saciar rápido el apetito.
- Incremento de las actividades sedentarias en general, y en particular como consecuencia de la pandemia.
- Emociones y estados de ánimo que con frecuencia influyen en qué elegimos comer.