Los médicos habían pronunciado sus últimas palabras ante la madre de la niña. No había más opciones que proceder a una drástica intervención quirúrgica: una hemidiafisectomía de fémur; es decir, extraer parte del hueso de la pierna de la pequeña, porque corría riesgo su vida.
Pero una intervención divina, manifestada mediante la figura de Fray Mamerto Esquiú no sólo evitó la operación, sino que, además, hizo que la niña se curara.
La Comisión Teológica de la Congregación de la Causa de los Santos, Vaticano, confirmó el milagro del religioso y político catamarqueño.
En el documento mediante el cual se anuncia la aprobación se recuerda la historia clínica de la niña. A pocos días de su nacimiento había manifestado una afección de osteolielitis en el fémur izquierdo, que en las semanas sucesivas se hizo crónica. Médicos ortopédicos le diagnosticaron artritis séptica en la izquierda de su cadera y osteomielitis en el fémur izquierdo. La niña fue sometida a cuatro limpiezas quirúrgicas de su fémur, extendidas hasta el tobillo. Le fueron extraídos pedacitos bióticos que evidenciaban el aspecto crónico de la osteomielitis. La familia fue informada de la gravedad de la prognosis y de las complicaciones de la osteomielitis crónica: un examen radiológico evidenció la presencia muy extendida en el hueso de una alteración causada por esta, razón por la cual el médico ortopédico propuso la hemidiafisectomía.
Un par de semanas antes de que llegue el momento de entrar a quirófano, la mamá dejó de lado la ciencia y echó mano a su fe: pasó una estampita de Fray Mamerto Esquiú por sobre el muslo de su hija. Y rezó. Y en el rezo la acompañaron los otros miembros de la familia.
"Doce días después, un nuevo control radiográfico mostró sorprendentemente, la desaparición de la enfermedad en el hueso que se pensaba extraer quirúrgicamente, y la mejoría del cuadro típico de la osteomielitis. Siguió sucesivamente la desaparición de la sintomatología clínica y la mejoría de los exámenes de laboratorio. En las siguientes radiografías de controles realizados hasta hoy, persiste la curación del fémur sin que hayan sido afectados los cartílagos del crecimiento, que por la edad y la violencia de la infección deberían haber sido lesionados", dice la carta dirigida a los "fieles devotos del venerable siervo de Dios Fray Mamerto Esquiú", mediante la cual el fray Emilio Andrada anuncia la aprobación del milagro, por parte de los teólogos del Vaticano.
Según añade, resta esperar la reunión del Congreso Ordinario de los Cardenales. "Si el voto de (estos) es favorable, el Prefecto de la Congregación de la Causa de los Santos lo eleva al Santo Padre, Papa Francisco", cierra la carta.