Paula Salem Carpio se fue desde Salta a vivir a Porto Alegre, al sur de Brasil, hace 9 años. Actualmente vive con su novia y trabaja como editora de libros.
En el país vecino, los casos de Covid-19 se multiplicaron en el último mes y el accionar de su presidente, Jair Bolsonaro, es cuestionado en todo el mundo. Hasta el momento suman 44.563 casos confirmados, 24.000 recuperados y 2800 muertes. “En Brasil las medidas varían entre los estados y ciudades. Son los gobernadores y los intendentes quienes definen cómo se llevan adelante las medidas de aislamiento social”, cuenta Pau a LA GACETA y agrega: “En Porto Alegre, se suspendieron las clases, se cerraron los cines, gimnasios y shoppings. Se garantizó el funcionamiento de los servicios esenciales y, en el caso de los comercios abiertos, se definieron reglas de capacidad máxima y distancia mínima entre clientes y vendedores, por ejemplo”.
"En estos días mucha gente viene adhiriendo más al uso de barbijos caseros en la calle, aunque aún no hay ninguna medida obligatoria".
A través de un decreto se restringe la circulación de las personas de más de 60 años quienes solo pueden circular por motivos médicos, compras en supermercados o farmacias. “El decreto también prevé el pago de multa o sanciones para aquellos que no cumplan con las restricciones. Para la gente que no forma parte de ese grupo, no hay sanciones previstas”, explica.
Según Paula, la gente está bastante preocupada por esta situación y tratando de prepararse, dentro de lo posible, para lo que viene más adelante. “Seguimos teniendo contacto con los amigos y familiares por celular y llamadas en video para acompañarnos. Lo más grave es el vacío que dejó el Gobierno Nacional de Brasil a la hora de lidiar con la pandemia. Como el aislamiento no es rígido, las proyecciones de que alcancemos el pico se van postergando en el tiempo. Con un mes de aislamiento social, mucha gente ya se está descuidando y haciendo salidas innecesarias como matear en los parques, por ejemplo. También hay muchísimos trabajadores que no pueden quedarse en casa porque no generan ingresos. Todo eso, en un escenario en el que hay cada vez más casos de infecciones graves y muertes por Covid-19”, reflexiona.
“En Porto Alegre tuvimos la suerte de que tanto el gobernador de Rio Grande do Sul como el intendente actuaron de forma bastante responsable y ágil e implementaron medidas de aislamiento social a mediados de marzo. A diferencia del Presidente que no reconoce la gravedad de la pandemia e incita a la gente para que salga a las calles normalmente. Acá el jefe del sector de infectología del hospital Universitario de Porto Alegre, uno de los centros de atención para los casos de Covid-19 en la ciudad, confirmó que se están teniendo muy buenos resultados con las medidas de aislamiento y reforzó la importancia de mantenerlas”.
Con respecto al avance de la pandemia asegura: “Empezó al otro lado del mundo y, por lo que vi hasta ahora, la cuarentena preventiva es el único camino que tenemos para evitar el contagio en masa y el colapso de los sistemas de salud y reducir las muertes. En ese sentido, veo que en Argentina se adoptaron medidas de forma rápida en todo el país y que todavía se preocuparon por hacer que la cuarentena preventiva se cumpla a larga escala. Creo que la mayor prueba de que Salta está yendo por buen camino es que confirmó el primer caso de Covid-19 el 17 de marzo y, casi un mes después, tiene tres casos confirmados. Eso me parece impresionante”, finalizó.