Los parlamentarios de la Unión Europea (UE, por sus siglas) declararon, el jueves último, una emergencia climática, en una votación simbólica que pretende aumentar la presión para actuar en contra del calentamiento global, en vísperas de la cumbre de Naciones Unidas que arrancará el 3 de diciembre, en Madrid, y que se extenderá durante unos 10 días, hasta el 13.
Tras un debate intenso, el Parlamento se pronunció a favor de la declaración, con los sufragios a favor de 429 eurodiputados; las oposiciones de otros 225 y las abstenciones de 19. “Ya no se trata de política, sino de nuestra responsabilidad común”, se oyó decir al presidente de la comisión de medio ambiente de esa cámara, Pascal Canfin, del grupo Renew Europe. Sus aseveraciones fueron reproducidas por la agencia de noticias Reuters.
La declaración pretende dos cosas: convertirse en un llamado para los políticos, a fin de que redoblen sus esfuerzos para mitigar los efectos del cambio climático; y transmitirles a los jóvenes, que este año se han manifestado en las calles de todo el mundo, que su clamor ha sido escuchado.
Los disidentes se opusieron a la palabra “emergencia”, arguyendo que era demasiado drástica. Dijeron que con “urgencia” sería suficiente. Pero grupos de científicos y de activistas advirtieron que la pronunciación les resulta insuficiente para alcanzar el objetivo del Acuerdo de París, de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, de manera que se limiten los aumentos de temperatura a entre 1,5 y 2 grados centígrados con respecto a los niveles preindustriales.
“Hace cinco años, nadie hubiera esperado que el Parlamento Europeo llegara a esto. Significa que hubo avances. Pero todavía deben realizarse recortes drásticos”, planteó, por ejemplo, Sebastian Mang, de Greenpeace.
Con esta movida, la UE se ha convertido en el primer bloque multilateral en hablar de emergencia. No obstante, algunos países habían encarado, antes, declaraciones similares, como Irlanda, Canadá y Francia. A mediados de julio pasado, la propia Argentina, incluso, se convirtió en la primera nación de América Latina en declarar la emergencia climática y ecológica.
Los eurodiputados también acordaron -en paralelo- procurar que se eleve el objetivo de reducción de emisiones de dióxido de carbono para 2030 del 40 % al 55 % con respecto a 1990, un paso que consideran imprescindible para alcanzar la neutralidad climática en 2050. El momento elegido para hacer esta arenga podría ser considerado propicio: hace unos días, se conoció que la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera marcó un récord en 2018.
La adopción de la fórmula “emergencia climática” ha sido muy utilizada por la activista juvenil Greta Thunberg, una sueca de 16 años que lidera las protestas de los jóvenes del planeta entero. De hecho, ella ha sido mencionada como referente entre las agrupaciones tucumanas.
En las vísperas
La Convención Marco de la Organización de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP-25, por sus siglas) congregará a científicos, empresarios, instituciones, organizaciones no gubernamentales y gobiernos de todo el mundo. La primera parte estará destinada a los debates de carácter técnico. En el segundo tramo, se darán cita los jefes de Estado de decenas de países.
Estos cónclaves se celebran desde 1995, cuando se efectuó la primera cita en Berlín. Desde entonces, se ha convocado anualmente en distintas ciudades de Europa, América, África y Asia. En esta ocasión, los participantes procurarán activar el Acuerdo de París, concebido como el primer pacto mundial vinculante en defensa del clima del planeta. Se supone que tiene que estar plenamente vigente en enero de 2020.
La declaración sobre el estado del clima de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) -incluida en el informe “United in Science”, preparado para la cumbre del clima que se celebró en septiembre en Nueva York y que fue considerada la antesala de la COP25- ha sido apabulladora. De acuerdo a ese documento, los indicios y los efectos del cambio climático están adquiriendo una velocidad que nadie se esperaba. El aumento del nivel del mar, el derretimiento de los hielos y la aparición de fenómenos meteorológicos extremos son la prueba de ello. Y se han intensificado durante el período 2015-2019.
En definitiva, es ahora o nunca. Estos años serán cruciales para que Europa asuma el liderazgo mundial en la lucha contra el cambio climático; liderazgo que pareciera encontrarse vacante. Con una administración norteamericana hostil a estas políticas (Donald Trump ha formalizado hace unos semanas su descuelgue del pacto), las organizaciones ecologistas señalan a la UE como la pieza fundamental.
El desafío: los objetivos todavía pendientes
Uno de los principales retos de la COP-25 es la estabilización de las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera. Además, están previstas en las mismas fechas y de forma conjunta las reuniones denominadas CMP15 (encuentro número 15 de los países adheridos a Protocolo de Kyoto) y CMA2 (segunda reunión anual de los países adheridos a los Acuerdos de París). Hasta ahora, Kyoto ha mostrado un débil compromiso de los países industrializados. Se trata de un tratado internacional que entró en vigor en febrero de 2005.
La cita: una ultima oportunidad
Madrid se convertirá en la capital mundial de la lucha contra el cambio climático. Desde el dos y hasta el 13 de diciembre, en esa ciudad española se realizará la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP-25, por sus siglas), luego de que Chile renunciara a ser la sede, debido a los conflictos sociales y políticos registrados en ese país en las últimas semanas. No obstante, mantendrá la presidencia. Literalmente, COP-25 significa reunión número 25 de las partes o países firmantes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Se espera que allí surja el lanzamiento de una nueva fase de acción climática. Las autoridades chilenas han anticipado que impulsarán una “alianza global”.
Cinco puntos para entender por qué se derriten los glaciares y aumenta el nivel del mar
1. El último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), un paraguas de las Naciones Unidas, ha planteado que las masas de hielo de la Antártida y de Groenlandia se vienen derritiendo a un ritmo sin precedentes.
2. La principal causa del derretimiento es el cambio climático. Y éste es producido, a su vez, por la contaminación por carbono provocada por las actividades humanas. Si emitimos tanto carbono como para aumentar en 4 ºC la temperatura media mundial, podríamos provocar que el nivel del mar suba hasta cubrir una superficie donde ahora viven 760 millones de personas.
3. Sin embargo, si conseguimos reducir esas emisiones para que la temperatura no aumente más de 2 ºC -que es el objetivo internacional- “apenas” se verían afectadas 130 millones de personas.
4. Cualquiera sea el escenario, está más cerca de lo que creemos. Los más de 100 científicos de 36 países que elaboraron 7.000 artículos académicos plantearon que desde 1901 a 2010, el nivel medio del mar ascendió 19 centímetros. Se estima que para 2065 (en unos cuarenta años) se expanderá de entre 24 y 30 centímetros. Y de 40 a 60 centímetros más para 2100. Es decir, podría subir un metro. Esa cifra representa diez veces más que el aumento registrado en el siglo XX.
5. Ese deshielo generalizado hará que se liberen entre 1.460 y 1.600 gigatoneladas de gases de efecto invernadero. Eso equivale a casi el doble del carbono que se encuentra actualmente en la atmósfera.