El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, apareció vinculado al escándalo por el asesinato de la concejal izquierdista Marielle Franco y su chofer Anderson Silva por parte de un testigo. El mismo denunció que uno de los homicidas, un ex policía, fue a la casa del jefe del Estado en Río de Janeiro antes de cometer el crimen, reveló la TV Globo.
El portero del barrio cerrado de Barra de Tijuca, Río, donde vive Bolsonaro, declaró ante la fiscalía que uno de los detenidos por el asesinato el mismo día del crimen fue a la casa del hoy presidente, entonces diputado federal.
Bolsonaro estaba participando de una sesión como diputado aquel día, el 14 de marzo de 2018 según consta en los registros del Congreso entregados por el abogado del mandatario a la TV Globo.
Uno de los acusados del homicidio, Ronnie Lessa, ex policía, vive en el mismo barrio cerrado de Bolsonaro, a menos de 50 metros, y de allí salió el día del homicidio junto con otro ex colega, llamado Elcio de Queiroz. Ambos forman parte de las llamadas milicias parapoliciales de Río, que le disputan el crimen organizado a los narcos.
El día del homicidio de Franco, según reconstruyó la fiscalía, Queiroz se presentó en la portería y dijo que iba a la casa de Bolsonaro, la número 58. “Yo llamé a la casa de Bolsonaro y don Jair me atendió y me dijo que podía pasar”, dijo el portero a la fiscalía.
Queiroz salió del barrio cerrado junto con Lessa y emprendieron el operativo para matar a la concejal que investigaba a los parapoliciales y el exterminio de la población negra por parte de los llamados escuadrones de la muerte.
En el mismo barrio cerrado tiene su casa el concejal Carlos Bolsonaro, uno de los hijos del presidente y administrador de las redes sociales del padre.
El abogado de Bolsonaro, Frederick Wassef, atribuyó la declaración del portero a un “intento de manchar la imagen del presidente”. “Es una mentira, debe haber algún error, el presidente estaba en Brasilia y no estaba en su casa de Río aquel día. El caso es de falso testimonio”, dijo Wassef.