¿Qué políticas públicas deben fijarse para los próximos cuatro años? Con esa premisa, el Ministerio de Desarrollo Social de la provincia convocó al sociólogo Diego Born para avanzar con la planificación para los próximos cuatro años de gestión. “El más evidente de todos los indicadores para analizar la crisis es la pobreza. Después de llegar a casi el 26% en 2017 se disparó y probablemente en esta segunda parte del año quede en 40%, lo que implica 6 millones nuevos de pobres en sólo dos años”, expuso Born a LA GACETA.
“La planificación debe considerar a todos los actores. En sintonía con lo que declama Alberto Fernández, que consideramos que será electo presidente, tenemos que construir acuerdos con todos los actores. Por eso reunimos a representantes de movimientos sociales, de universidades, de la Federación Económica, de sindicatos, colectivos de mujeres, juventudes y titulares de programas sociales. Lo invitamos a Born para tener una base de los indicadores sociales de la provincia y del país para planificar a partir de este diagnóstico”, dijo el subsecretario de Programas Sociales, Guillermo Socolsky.
-¿Qué indicadores delinean la crisis económica en el país?
-Es extensísima la lista de los indicadores que marcan la gravedad de esta crisis económica. El más evidente de todos es la pobreza, que después de llegar a casi el 26% en 2017 se disparó y probablemente en este segundo semestre del año llegue al 40%. Este aumento tan fuerte de la pobreza se explica por lo que viene pasando con los precios. Cuando tenés una devaluación los precios de bienes esenciales suben mucho más rápido que el resto. Entonces impacta más en los pobres. Uno de los datos más significativos a mostrar es la participación de ingresos laborales en los hogares. La ayuda social sin contraprestación laboral, como AUH, representa el 1,2% de los ingresos de las familias argentinas. En las familias indigentes pesa casi el 18%, no porque reciban mucho, si no porque no tienen otra cosa. Lleva a desnaturalizar la idea de que “los pobres viven de los planes”. Claramente para discutir la cultura del trabajo, primero hay que tenerlo. La mayor cantidad de ingresos en las familias pobres o indigentes provienen del trabajo, en general, informal. La destrucción del empleo es lo que mas impacta en estos sectores.
-¿Cuáles son los grupos más afectados por la desocupación?
-La tasa de desocupación es del 10,1% al primer trimestre del 2019. La desocupación es regresiva, es decir, que afecta claramente a quienes en peor situación están. En cualquier país los jóvenes tiene peores tasas de inserción en el mercado laboral, más desocupación, mas informalidad. Siempre discutimos la relación entre educación y trabajo, y mucha gente sostiene que la educación es la salida a los problemas. La educación no es la salida, es un fin en sí mismo. La teoría del capital humano pone la culpa en el individuo y no en el sistema. En los 60 en Argentina había un nivel de pobreza que difícilmente se ubique sobre el 12%, pero la escolaridad era la mitad que ahora. Cuando se pone a la Educación como clave del mercado de trabajo se pone la culpa sobre el individuo por no formarse y no en el sistema. El problema es que el sistema no genera puestos de trabajo. Las mujeres alcanzan mayores niveles de educación formal que los hombres y sin embargo son uno de los sectores más afectados por la desocupación.
-¿Estamos como en 2001?
- El problema de 2001 era el desempleo: llegó al 20%. La pobreza de 2002 en el pico de crisis era del 57%. Con la metodología que tomó el Indec a partir de 2016, esa misma lectura habría llegado al 70%. En 2001 era del 50%, siempre tomando la metodología de 2016. En 2001 la tasa de desempleo era enorme. Esa es la principal diferencia. Sí volvemos a tener una deuda externa. Creo que la situación del país era mucho mas endeble que en este momento. Los movimientos sociales se gestaron en 2001, lo que lleva ahora a que haya nuevas redes de contención social.
-¿Se conoce la cantidad de personas en la Argentina fuera de las políticas públicas?
- La cobertura es muy amplia, pero ese pequeño porcentaje al que no es puede llegar es el que más lo necesita. Se hicieron estudios para llegar a esos sectores, pero es muy difícil. La Anses tiene un grado de capilaridad muy elevado para llegar a casi toda la población. Tiene que ver con situaciones de muchísima marginalidad en las ciudades y zonas rurales. La encuesta sobre la cual hablamos de pobreza, mercado de trabajo y desocupación solamente cubre las 32 grandes ciudades del país, donde vive el 60% de la población. Del otro 40% no sabemos absolutamente nada. De la población rural no hay encuestas. El argumento es que en la Argentina hay un 10% de población rural y que el costo para censarla es igual al costo de censar el 90%. En el 10% de la población no encuestada tenés 30% de población con necesidades básicas insatisfechas. Somos el único país de América latina sin encuestas rurales. El Indec mide pobreza en el Gran San Miguel de Tucuman-Tafí Viejo. El resto de las ciudades tucumanas no tiene datos.