A fines de los ´90 llegó a Salta junto con una gran oleada inmigratoria de ciudadanos bolivianos la devoción a la Virgen de Urkupiña.
El culto que nació en Quillacollo encontró en Salta una creciente cantidad de devotos, que año tras año preparan cada detalle de sus fiestas particulares.
Por esta razón, en 2017 LA GACETA realizó un especial que muestra cómo es la festividad y cuenta con el análisis de la antropóloga italiana Ottavia Paternó.
Cada año la fiesta principal se realiza en el Campo de la Cruz, mientras que el rezo de la novena se realiza en la Parroquia Nuestra Señora del Pilar en donde está la imagen que se venera en Salta. Su párroco Javier Mamaní había comentado en aquella ocasión que este fenómeno es “expresión de un Dios que quiere mimar y cuidar a su pueblo".
En el primer capítulo de este especial te contamos historias de milagros de la “mamita de Urkupiña” y detalles de las celebraciones particulares de las familias.
Cada 15 de agosto comienzan los festejos que se extienden hasta fin de año en casas particulares. Familias y grupos de amigos se organizan para realizar fiestas que incluyen canto y baile.
En diferentes barrios de la ciudad se replican los festejos en los que además no faltan comidas, bebida, fuegos artificiales, promesas y acciones de gracias.
En villa Lavalle, la familia Ramos realiza una celebración que congrega a más de cincuenta personas cada año. En este segundo capítulo del especial de la Virgen de Urkupiña te mostramos la intimidad del festejo.
Las danzas típicas de Bolivia son una forma de honrar y celebrar a la “Mamita de Urkupiña”. Morenadas, caporales y tinkus bailan en honor a la Virgen.
Para poder bailar en estas fiestas cada agrupación prepara con varios meses de anticipación sus trajes y sus coreografías.
En esta tercera parte del especial de la Virgen de Urkupiña te mostramos cómo se vive la fiesta y qué significa el baile en la misma.