Una periodista llega a la casa de un psicólogo para hacerle una entrevista, pero los roles cambian y se desvela una situación inesperada en sus relaciones afectivas. A partir de allí, Gabriel Rolón despliega “El lado B del amor”, la nueva obra que trae esta noche al teatro Mercedes Sosa, y en la cual toda coincidencia con la vida real dista mucho de ser casual.
La escena será completada con Malena Rolón, Cynthia Wila y Carlos Nieto (además, director de la puesta), en los distintos personajes de esta comedia dramática, según Rolón la definió para LA GACETA.
- ¿Cuánto de lo personal se cuela en este texto?
- Esta obra tiene mucho de mí, porque la parte dramática, la que refiere a la violencia de género, está basada en un caso con el que me tocó trabajar en el consultorio. Fue una experiencia muy fuerte intentar ayudar a una mujer que estaba siendo golpeada. Esas historias convocan al analista a pararse en otro lugar, porque hay una vida en juego. La parte de la comedia es una ficción que disfruto mucho.
- ¿Escribís sobre lo vivido como protagonista o como testigo?
- Jorge Luis Borges decía que todo autor escribe acerca de sí mismo, aunque algunos digan “érase una vez un reino lejano”, o “mi nombre es Borges”. En ese sentido, mi obra habla de cosas que viví, que experimenté en el consultorio o que pensé a partir de los pacientes que me tocó atender. He tomado desde hace tiempo el guante de difundir el psicoanálisis y de pensar a partir de lo que veo y lo que vivo.
- ¿Actuás de psicólogo o lo sos en el escenario?
- Es el gran desafío. El personaje que interpreto es, de alguna manera, Gabriel Rolón. Pero de a poco, la ficción se cuela y da entrada a una realidad diferente. Me gusta desdoblarme. Además, el teatro da la posibilidad de recuperar un espacio lúdico que valoro muchísimo.
- “El lado B del amor” implica que hay un lado A. ¿Cuál es?
- El lado A tiene que ver con la idealización del amor. Esa idea que sostiene que el amor todo lo puede y que es algo maravilloso. Mentira. Casi no he visto sufrir a nadie por otro motivo que el amor. Hay amores que lastiman, que duelen, que incluso pueden costar la vida. Por eso me interesó hablar del lado B. Porque sé que no todos los amores merecen ser vividos y creo que hay que aprender a reconocer a esos vínculos que, lejos de hacernos felices, nos enferman.
- ¿Apuntás a la identificación del público con la historia?
- No intento que el público se identifique, sino que piense. Que se lleve alguna idea o alguna emoción que lo acompañe un rato y le haga replantearse algunas cosas. Si conseguimos eso, nos damos por felices.
- ¿Qué cambió en vos desde la primera experiencia teatral que hiciste hasta ahora?
- Gracias a Nieto, que es mi amigo y mi hermano de la vida, crecí muchísimo. Él me dirigió desde que subí al escenario hasta ahora. Tuvo paciencia, cariño y talento para sacar lo mejor de mí. Y espero que haya sido así. No me agradaría la idea de sentir que he desperdiciado tantos años en vano. Después de todo, la vida es nada más que tiempo.
- ¿Qué amores sí merecen vivirse?
- Los que nos hacen mejores. El amor es como la literatura. Ernesto Sábato dijo que un buen libro es el que deja al lector siendo mejor persona de la que era antes de leerlo. Pienso que con el amor ocurre lo mismo. Merecen ser vividos los amores que nos convierten en alguien mejor de lo que éramos antes de amar.