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El merendero al que no llegan ayudas: lo sostienen a base de rifas

Están a la vera del río Vaqueros. Las mamás a cargo afirman que nadie se anima a llegar al lugar.
08 Jun 2019
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Lo que antes era una zona de acopio de ripio a la vera del río Vaqueros, del lado capitalino, desde hace algunos años es un asentamiento en el que viven más de 60 familias.

En los márgenes de la zona norte de la ciudad los vecinos del barrio asentamiento Juan Manuel de Rosas viven aislados y ni siquiera la ayuda del Estado llega, por lo que sus habitantes se sienten olvidados.

Al ver la necesidad de muchos de los chicos de la zona, un grupo de mamás decidió abrir hace tres meses un merendero al que asisten los niños del asentamiento.

“Pancitas llenas” es el nombre que decidieron ponerle al lugar las mamás del barrio, que ven en esta iniciativa la posibilidad de enfrentar la crisis económica que afecta a las clases más bajas.

“Hoy hicimos pancito y le damos chocolate a los chicos”, cuenta Carolina Vera, quien transformó el patio de su casa en un merendero a cielo abierto.

Junto a Fernanda Vera, Agustina Campos, Cristina Pérez y Miriam Luna abrieron el espacio para dar de comer a más de 60 chicos los días que tienen clases y en el horario en que salen de la escuela.

Foto LA GACETA

Sus esposos colaboraron en la confección de una mesa y unas banquetas improvisadas para que los niños tengan lugar dónde sentarse. Otro de los hombres del barrio colocó un foco de luz en el patio.

Para hacer frente a los gastos que requiere comprar insumos para la merienda diaria de los chicos, las mamás se organizan para hacer rifas semanales. Entre ellas se las ingenian para poner algún premio y salen a vender a sus propios vecinos.

A la tremenda necesidad que se vive en el barrio, en donde la mayoría de las casas son ranchos de madera y chapa, la enfrentan unidas y con la convicción de que es un deber solidarizarse con la situación de los vecinos. “Tenemos que hacerlo”, indica Carolina.

“Nadie llega hasta acá”, cuenta la mujer y agrega que “si viene algún político en la otras esquina pega la vuelta”, la cooperado vino al barrio la otra vez pero no llegó acá”.

Los únicos servicios con los que cuentan los vecinos de la zona son las precarias conexiones clandestinas de agua y de luz, con eso se las arreglan como pueden.

Pese a los intensos y fríos vientos que azotan la zona por esta época, los chicos toman el té a la intemperie y llegan con el atardecer, horario en el que las temperaturas son más bajas.

Para seguir dando la merienda a los chicos se necesita leche, chocolate, sémola, harina y/o azúcar. El número de teléfono de Carolina es 3875747618

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