LA GACETA en Córdoba
Fue la figura más aplaudida de la “mesa” que anticipó los humores y colores del VIII Congreso Internacional de la Lengua Española. Luis García Montero, director del Instituto Cervantes, puso algunos puntos sobre las íes durante la conferencia convocada para dar letra a la prensa que llegó a Córdoba atraída por la asamblea del idioma de casi 600 millones de hablantes que comienza oficialmente hoy. Con la sensibilidad del poeta estupendo que es, el granadino García Montero humanizó las respuestas: dijo, por ejemplo, que la lengua siempre ha estado en el ambiente de la vida y que no hay que volverla arqueología, y que en la tensión entre lo nuevo y lo antiguo lo importante es no olvidar lo que siempre ha sostenido a las comunidades: el diálogo entre las generaciones.
“Recuerdo cuando decían que el castellano iba a desaparecer por el avance del inglés. Pero ya vemos que hubo integración, rigor y unidad del español. Ahora sucede lo mismo con las nuevas tecnologías. Yo creo que la gente está escribiendo más que nunca. Todo el mundo lo hace en sus teléfonos: si eso sirve para que un joven consulte el diccionario antes de escribir ‘vaso’ o ‘habitación’, pues bienvenido sea”, reflexionó García Montero en presencia de representantes de las demás instituciones involucradas en la organización del Congreso: Santiago Muñoz Machado, director de la Real Academia Española; Gustavo Santos, secretario de Turismo de la Nación; Elena Pérez, decana de la Universidad Nacional de Córdoba; José Luis Moure, presidente de la Academia Argentina de Letras; Francisco Marchiaro, secretario de Cultura de la capital, y Walter Grahovac, ministro de Educación de la Provincia.
Luego de la rueda con los periodistas, García Montero comentó a LA GACETA que el acceso a internet estaba resucitando la poesía, manifestación expresiva que en las últimas décadas parecía cada vez más dirigida a un público minoritario. El resurgimiento de los versos tendrá como correlato en el Congreso las exposiciones de los españoles Elvira Sastre, Benjamín Prado y Joaquín Sabina, estrella de la canción hispanohablante que en Córdoba se presentará como sonetista. “Las redes sociales implican muchos peligros, pero también introducen dinámicas que forman parte de nuestra vida cotidiana. Allí nos hemos acostumbrado a mezclar rápidamente lo privado con lo público: sentimos algo y enseguida lo estamos colgando en internet. La poesía vive en la frontera entre lo público y lo privado, y por eso está en las redes sociales”, apuntó el director del Cervantes, organismo creado por el Estado español para la promoción de la enseñanza, el estudio y el uso del castellano en el extranjero.
El autor de “Habitaciones separadas” (1994) observó que en la poesía se refuerza la unidad de la lengua y sus conexiones maternales. “Allí están las verdades que tenemos como individuos. La poesía siempre ha sido muy vigorosa en nuestra educación sentimental”, definió.
Aunque dirige uno de los organismos culturales más poderosos de Hispanoamérica, García Montero se define a sí mismo como un personaje “muy poco institucional”. “Yo hago poemas y soy un convencido. Hace una semana, en México hablaron de la paulatina ‘americanización’ de mi obra y yo decía ‘¿pero cómo no si mis maestros son Jorge Luis Borges, José Emilio Pacheco, Sor Juana Inés de la Cruz y Juan Gelman? Estoy muy en contacto con un idioma de 600 millones de personas de las que sólo el 8% pertenece a mi país. Eso significa que naturalmente nos vamos americanizando. El gran protagonismo y el futuro del idioma es de los americanos”, opinó.
“Pedirnos perdón”
El funcionario antes había dicho que las historias de los pueblos están heridas por la barbarie y la violencia, y que por eso lo relevante era el compromiso con la libertad y la igualdad asumido hacia adelante. “En todo caso, los seres humanos deberíamos pedirnos perdón a nosotros mismos”, sugirió el poeta cuando un periodista introdujo el reclamo de revisión de los abusos de la conquista española que formuló hace unos días el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador.
García Montero planteó sus expectativas para la cita de Córdoba, que se extenderá hasta el sábado con un programa que hace honor a la variedad del español. “Me iría satisfecho en primer lugar con la posibilidad de reivindicar a la comunidad hispanohablante como una comunidad que puede responder en conjunto a los retos del futuro, que son los de la democracia, de la globalización y de las tecnologías, que propone avances magníficos, pero también el riesgo de convertirse en medios de opresión y de control de las conciencias”, definió. En segundo término manifestó que le gustaría que del Congreso salga reforzada la idea de un idioma prestigioso en el campo científico y cultural. Por último, el director del Cervantes hizo un voto político: “me iría encantado de aquí si todos los hispanos aprendiéramos a indignarnos cada vez que la administración de Donald Trump humilla a quien usa nuestra lengua”.
La “fiesta del lenguaje”
Se oyen tonadas de todas partes
“En un beso sabrás todo lo que he callado”, dicen las letras negras impresas sobre el fondo blanco de una franja del paso peatonal ubicado en el centro de Córdoba. Es un verso de Pablo Neruda y no hace falta imaginar la tonada del Nobel chileno fallecido en 1973: un compatriota que justo se dispone a cruzar la avenida ahorra el trabajo. Y en cada esquina sucede algo parecido. Peruanos, colombianos, bolivianos, españoles de las diferentes regiones, y todas las gamas posibles de hablantes nativos y por adopción del idioma de Federico García Lorca se han apoderado de la ciudad. El VIII Congreso Internacional de la Lengua Española es una congregación de procedencias y de inquietudes múltiples. Todos los acentos son bienvenidos a esta fiesta del “leeenguaje”, para decirlo como dirían sus anfitriones.
Atmósfera cultural
Exhibición de obras del museo del Prado
Celeste, azul, verde, amarillo y rojo: la paleta de colores del logotipo del Congreso sorprende a cada rato con invitaciones tentadoras, como la exhibición al aire libre de obras icónicas del madrileño Museo del Prado. Tal vez no a todos los cordobeses les interese que Mario Vargas Llosa expondrá hoy, pero ninguno podrá abstraerse de la atmósfera cultural que se ha desatado. No es exagerado decir que la capital está tomada por un estado de ánimo lingüístico que se traduce en una eclosión de manifestaciones: era la intención declarada del Festival de la Palabra desarrollado en simultáneo y en paralelo con la reunión académica, y lo ha logrado. Este movimiento no ha dejado sitio en paz. Se lo siente al poner un pie en el aeropuerto, pero también en la plaza San Martín, donde la música tiene su escenario; al lado, un domo funciona como centro de exhibición de libros editados en la provincia.
Ayer, hoy y mañana
Un paso de la arquitectura colonial a las demandas idiomáticas insatisfechas
El debate de la lengua encuentra en Córdoba una escena armoniosa con su manzana jesuítica, su arquitectura colonial y su atildamiento mediterráneo interrumpido por novedades propias de una urbe despierta, que incorpora rasgos globales con avidez. Esa ciudad está haciendo una pausa para pensar en la regulación del lenguaje de las máquinas, tema de interés de Santiago Muñoz Machado, director de la Real Academia Española (RAE). Pero también tendrá que ocuparse de las demandas idiomáticas insatisfechas de las minorías, en especial de las mujeres. Hay en el Congreso una mesa que promete polémica: la dedicada a la corrección política. Como quien abre el paraguas, Walter Grahovac, ministro de Educación de la Provincia, anticipó este martes que iba a haber controversias. Nada que sorprenda a hispanohablantes embanderados en la cultura de las diferencias.