Hasta no ver signos claros de que la inflación y la percepción sobre el costo de vida ceden, las tasas de interés en pesos seguirán por las nubes.
Así lo señaló una nota publicada ayer en iProfesional, que señala que fuentes del equipo económico encargadas de negociar con el Fondo Monetario Internacional (FMI), aseguraron que las tasas sólo bajarían del 60% si se registraran dos meses consecutivos de caída en las expectativas inflacionarias. No descartan incluso que ese piso sea del 65%.
Desde Hacienda estiman que el IPC registrará tasas de 4,5%, 3% y 2% en octubre, noviembre y diciembre respectivamente. La tensión sobre los precios descenderá y las expectativas acompañarán. Así, las tasas podrán romper el piso de 60% y llevar oxígeno a las empresas y PyME.
Los economistas privados, en cambio, no ven un panorama tan optimista. Por el contrario: sostienen que la inercia inflacionaria retrasará los planes para bajar la tasa. En materia de política monetaria y cambiaria, el equipo económico busca no repetir un apresuramiento del Banco Central de la República Argentina (BCRA) a la hora de relajar las tasas de interés.
El organismo pidió desde el principio de la gestión de Mauricio Macri, una política monetaria más dura a la hora de enfrentar el rebrote inflacionario que suponía el descongelamiento de las tarifas y del dólar que habían pisado el kirchnerismo. Washington está favor de un dólar que flote y una política monetaria dura mientras se avanza hacia el equilibrio fiscal.
Los riesgos
Actualmente los capitales fluyen desde los países en desarrollo hacia los avanzados que ofrecen rendimientos más altos. Para amortiguar la reversión de los flujos, Argentina ofrece a los inversores un plus en su tasa de manera de compensar la suba del riesgo país y mayores expectativas de devaluación e inflación.
Todo esto se traduce en una tasa de interés en pesos más elevada. “Tenés que hacer algo de carry trade para recuperar la estabilidad en el precio del dólar”, señaló a Clarín un funcionario clave del Ministerio de Hacienda.
Uno de los riesgos que los economistas advierten es que la reducción de la tasa no ocurra pronto. “Mientras el Banco Central paga tasas en pesos de 70%, los bancos privados entre 55% y 60%, los tenedores de pesos ganarán fortuna en dólares”, señaló Julio Piekarz, ex gerente general del Banco Central.