El narcotráfico es un negocio multimillonario fundamentalmente porque ningún producto en el mundo multiplica su valor a tan grandes dimensiones a pocos kilómetros de su lugar de producción. La Justicia Federal de Salta estima que el precio del kilo de cocaína crece unas diez veces desde que sale del norte argentino hasta que llega al puerto de Rosario o Buenos Aires.
Si bien un precio exacto es difícil de establecer, las estimaciones refieren a que, en la frontera entre Salta y Bolivia, el kilo de cocaína puede valer entre 1600 y 2000 dólares, mientras que el valor puede llegar a rondar los 20.000 dólares en los puertos argentinos.
Desde una de las fiscalías federales salteñas, que cuenta con un largo historial de investigaciones de narcotráfico, aclararon a LA GACETA que es complejo establecer un precio exacto porque depende de distintos factores como su calidad, origen y hasta de una variable impensada: el acondicionamiento.
El valor se multiplica por la potencialidad de controles que puede superar justamente por estar bien escondida, lo que implica la ejecución de tareas de ingeniería de ocultamiento.
“Un simple pan de droga aumenta su valor dependiendo de la cantidad de controles que supera”, explicaron desde la Fiscalía para graficar que el precio de un cargamento puede ser muy distinto si es transportado en bolso por un ciudadano que viaja en colectivo, si va en el baúl de un auto o si está escondido en el doble fondo de una camioneta o del acoplado de un camión, o disimulado entre bolsas de carbón o mercadería.
El valor se multiplica por la potencialidad de controles que puede superar justamente por estar bien escondida, lo que implica la ejecución de tareas de ingeniería de ocultamiento, costos de logística como el gasto en un vehículo, en reformarlo y soldarlo para crear compartimentos en donde la droga pueda estar escondida y evite que las fuerzas de seguridad la encuentren.
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Todos esos trabajos pueden considerarse como mano de obra y su calidad y profesionalidad está intrínsecamente relacionada con la envergadura y la capacidad de la organización criminal responsable. De este modo, cuanto más poder económico y recursos maneje la banda, mayores ingenierías podrá implementar, lo que hará que el precio de su droga sea mucho más alto en relación a bandas que transporten la droga de manera más rudimentaria.
Otra variable que incide en el precio es el modo y lugar de entrega de la droga. Si el vendedor se compromete a dejar la droga dentro de un conteiner en un barco, lista para ser transportada a Europa, el valor será superior ya que exige de una logística y un riesgo mayor.
La cocaína que se consume en Argentina tiene una calidad que no supera el 21%, por eso los consumidores hacen tareas de refinamiento antes de consumirla.
En ese mismo sentido, si la droga llega a destinos más lejanos y exóticos como Europa del este o Asia, el precio crece aún más. Fuentes fiscales contaron que existieron casos en los que el gramo de cocaína llegó a valer mil dólares en el continente asiático.
La calidad de la droga
Sin duda uno de los aspectos fundamentales en el precio de la cocaína es su calidad, es decir, su grado de pureza en función de la ausencia de químicos que se utilizan para estirarla, que implica aumentar la cantidad de kilos de un cargamento con precursores químicos pero disminuyendo su calidad.
“La cocaína que se consume en Argentina tiene una calidad que no supera el 21%, por eso los consumidores hacen tareas de refinamiento antes de consumirla, como quemarla en una cuchara”, revelaron desde la Justicia Federal explicando que al calentar la cocaína, lo que logran quienes la consumen es destruir los elementos nocivos utilizados para su estiramiento.
Cocaína y precursores químicos: el saldo de dos operativos en el interior salteño
Tampoco se puede generalizar acerca de los elementos que se usan para estirar la droga ya que depende de la discreción del narcotraficante en cuanto a la calidad que busca mantener. Lo que sí es una constante es que todas las organizaciones narcotraficantes estiran la droga ya que en el mercado no se vende el gramo puro.
Lo que usualmente se utiliza para el estiramiento son los precursores químicos, lo que se define como las sustancias indispensables o necesarias para producir otra, que sería la droga.
La importancia de los precursores (que se usan tanto para la fabricación como para el estiramiento de la cocaína) hizo que su tráfico también sea un negocio y deba ser regulado por ley. En países productores de cocaína, como Bolivia, no se conseguían, por lo que era frecuente que se compren a bajo costo en ciudades como Salta y se lleven a Bolivia.
Por eso hoy ya es delito su tráfico, la ley de Estupefacientes establece que no se pueden transportar sin autorización de entidad competente a menos de 100 kilómetros de cualquier frontera del país.
Esto obligó a algunos productores de cocaína a ejecutar las primeras tareas de producción en los sitios en donde se cultiva la hoja de coca, hacer ingresar a Argentina ese producto y luego culminar la producción en el país mediante el uso de los precursores químicos. Así fue como aparecieron los denominados “cocineros” en el norte.
La ruta hacia Tucumán, el último escollo
La permeabilidad de la frontera entre Salta y Bolivia permite el ingreso constante de droga al país tanto por tierra como por aire a través de los vuelos narco. Los cargamentos detenidos en la región suelen tener como origen a localidades como Orán o Salvador Mazza.
La cantidad de droga secuestrada en cada caso depende de la logística, de las investigaciones, de cada hecho en particular; pero se están hallando cargamentos más llamativos.
Desde allí se desprenden numerosas rutas. Las más utilizadas son las que atraviesan por Santiago del Estero o la que pasa de Salta a Tucumán. En este último caso, según las fuentes fiscales, una vez superado el control que existe en el límite entre ambas provincias ya prácticamente queda una ruta liberada hasta los destinos finales como Rosario y Buenos Aires. El otro destino puede ser Mendoza o Catamarca para cruzar la droga por el paso de San Francisco a Chile y así llegar al Pacífico.
Recién después de superados los controles, las organizaciones buscan lugares para el acopio, entendido como el rejunte de varios cargamentos. Es por eso que no se registran puntos de acopio en Salta, ya que saben que es riesgoso tener la droga cerca de puestos de control fijos. El acopio suele ser siempre lejos y más allá de los controles formales, aunque también es un aspecto que depende de cada organización, ya que se han registrado casos de fincas en lugares como Anta o Metán en las que organizaciones narco acopiaban droga, pero no puede hablarse de un fenómeno.
El narcotráfico es una realidad que, pese a la gran cantidad de operativos y secuestros, no solo no se detiene sino que crece. La cantidad de droga secuestrada en cada caso depende de la logística, de las investigaciones, de cada hecho en particular.
Desde la Fiscalía sostuvieron que se están hallando cargamentos más llamativos, ya que en un principio se encontraban más capsularos y pequeños traficantes, mientras que ahora son frecuentes los casos de detenciones de personas transportando 50 kilos o más, lo que les hace creer que está ingresando más droga al país y hay más plata en juego.