El agua bajó, pero esto no significa que todo se solucionó. Los parajes cercanos a Santa Victoria Este ahora viven ‘el día después’. Hay que limpiar las casas, restablecer los caminos, y arreglar las paredes que estropeó el barro que llegó con la inundación.
La crecida del río Pilcomayo obligó a que el gobierno provincial disponga la evacuación de todo un municipio a principios de febrero. Si bien la mayoría empezó a retornar a sus hogares a medida que el agua cedía, todavía hay más de 200 familias en condición de “desplazadas” viviendo en un campamento ubicado sobre la ruta provincial 54.
En diálogo con LA GACETA, la ministra Edith Cruz aseguró que algunas comunidades criollas o aborígenes, sin distinción, quedaron seriamente afectadas por la fuerza del agua y esto las lleva a pensar a dejar el lugar donde vivían para trasladarse a otras zonas.
“Todo esto se habla con las comunidades porque hay que tener su consentimiento y tampoco el traslado es fácil porque en algunos de estos parajes había centro de salud, escuela y dependencias policiales que se hicieron recientemente con el Fondo de Reparación”, remarcó la funcionaria.
El primero de marzo marcó el inicio del periodo escolar en toda la provincia. Pero en las escuelas de esta zona del norte provincial hubo excepciones. Hubo que limpiar los establecimientos, dotarlos de maestros, alimentos y útiles (vía terrestre y aérea). Todo esto postergó el ciclo lectivo. Según el ministerio de Asuntos Indígenas y Desarrollo Comunitario de Salta el 98% de las escuelas ya se encuentran operativas, y en algunos lugares como Curvita se instalaron tráileres de educación que comenzarán a funcionar en los próximos días.
La comida
Desde que el Pilcomayo emprendió el crecimiento de su cauce el gobierno provincial empezó a mandar alimentos para evitar la falta de víveres. Desde el 30 de enero a la fecha el ministerio que encabeza el comité de emergencia que trabaja en medio de la catástrofe registró el envío de más 300 mil kilos de comida. A esto debe sumarse el suministro de agua potable que escasea.
A estos números hay que sumarles también la infinidad de donaciones que mandaron desde diferentes organismos y asociaciones a la ciudad del departamento Rivadavia.
El objetivo
Cruz no dudó en afirmar que remontar esta situación demandará varios meses más de trabajo coordinado entre las diferentes áreas del gobierno.
En este sentido, sostuvo que es necesario “bajar programas que les permitan obtener herramientas de trabajo y proyectos productivos” que posibiliten la inserción de los damnificados al sistema.
“Nuestro objetivo es que esta gente recuperen la cotidianeidad diaria y mejore su calidad de vida”, sentenció.