El 10 abre un contrapunto en el mundo feminista
Polémico y disruptivo como era, Maradona no se fue sin encender la discusión en las redes: modelo de patriarcado vs el ídolo popular.
¿ÍDOLO MACHISTA O LA MANO DE DIOS? ¿Con qué rostro de lo que fue Diego Armando Maradona nos quedamos? El debate sigue abierto.
“No creemos que haya que callarse para respetar el dolor popular, cuando ese respeto implica convalidar la construcción de un sentido que dice que adoramos como ídolos a quienes expresan en sus prácticas al patriarcado”, dispara, en Instagram, mujeresquenofuerontapa. “Celebrar y aplaudir a varones que vulneraron derechos de mujeres y niñes , fueron violentos y ejercieron una paternidad irresponsable no es feminista”, remueve.
La polémica ya estaba en las redes desde el momento en que Thelma Fardin (nada menos, la misma que denunció a Dartés) postea: “Gente, el feminismo es liberación. El fútbol del Diego me maravilló la vida entera”. Una posición conciliadora de muypute intermedia: “esto va para quienes como yo, siempre tirábamos alguna bardiando a Maradona: discutir sobre los sentimientos ajenos en un momento así es inconducente. Solo nos queda respetar el dolor de tantos”.
¿A quién lloramos? ¿Al ídolo? ¿Al hombre apellidado Maradona? ¿De quién estamos hablando? Tres mujeres feministas nos dan sus puntos de vistas:
Mirada 1: la psicóloga Silvina Cohen Imach reconoce que “Maradona fue desmesurado, impulsivo, con poca tendencia a la reflexión. Pero, al mismo tiempo, se jugó el todo por el todo en lo que él sabía hacer. Por eso fue campeón y con su saber hacer fascinó y generó esa identificación. Todos fuimos Maradona en el gol contra los ingleses y nos permitió vivir a través de él esa alegría de ganar con la mano de Dios”.
Ahora bien, “el pueblo lo ubicó en ese lugar todopoderoso, pero él nunca eligió ser modelo. La sociedad lo fue colocando en ese lugar por su genialidad, genialidad en una de las diferentes inteligencias, la cinestesico-corporal. Y antes de ofrecerse como modelo, Maradona fue un hombre con sus contradicciones, conflictos y cuestiones no resueltas. Contradicciones que condicionan su ética pero que no logran empañar todo lo que supo brindar con el saber hacer con su cuerpo”.
Mirada 2: “el dolor no se cancela, ni se juzga”, dice la abogada Soledad Deza. “Maradona fue un ídolo popular con sus contradicciones y con sus violencias también producto de una estructura patriarcal y radicalizada que nos obliga a tomar en cuenta la clase como categoría de análisis. El dolor popular no se escruta, ni se patrulla. Y Maradona le dolió a mucha gente en vida y a mucha gente con su muerte”, afirma.
“También nos dio enormes alegrías y creo que quienes lo lloraron, lloraron también la partida de quienes fuimos, de nuestra adolescencia y de una parte de la vida. A veces los feminismos se ponen derogatorios y eso no ayuda a construir sino que exige un estándar moral demasiado alto. Muchas feministas lloraron a Maradona por ser Maradona, y a pesar de ser Maradona”, reflexiona.
Mirada 3: “Diego fue ‘La villa hecha carne’, como dijo Nacho Levy. Un tipo con fuerte discurso social, que odiaba al imperialismo, que charlaba con Fidel, que se animó a plantarse ante las mafias del fútbol, un referente de los/as pibes/as, la alegría del pueblo en los peores momentos”, dice Yanina Muñoz, referente tucumana de MuMaLa.
“Nosotras no somos ajenas a este sentimiento, al contrario, lo sentimos nuestro. Es necesario generar empatía con lo popular. De ahí partimos las feministas populares, sin dejar de lado que Maradona fue también una figura polémica que nos seguirá dando letra para debatir sobre lo que necesitamos transformar en la sociedad para ser mejores”, dice.
¿Cuál es la parte que amamos de este ángel - demonio? Maradona “representó la imagen ideal en la que cada uno de nosotros se proyecta en sus deseos más escondidos”, explica el psicoanalista Alfredo Ygel. “Lo que amamos de Maradona no es su persona, colmada por las virtudes e imperfecciones de todo humano, sino eso que él representa. Si algo nos enseña Maradona es que la magia de la belleza hace más soportable la vida, la resistencia a la adversidad, la posibilidad de ser libres frente a los mandatos de los poderosos. Es eso lo que amamos en él, olvidándonos de sus excesos, de sus declaraciones machistas, de su narcisismo. Lo que amamos en Maradona es su obra. Si no pudiéramos separar la persona de su obra no podríamos conmovernos frente la genialidad de Borges, ni gozar de la música de Wagner, ni disfrutar la escritura de Vargas Llosa, entre tantos ejemplos”.