Punto de vista: el CD físico se convirtió en un souvenir
Matías Aparicio
Integrante del grupo Gato Negro
Hablar de crecimiento es relativo. El género folclórico es uno de los más fuertes en la Argentina desde siempre. Basta con hacer un relevamiento sobre la cantidad de festivales que existen y el poder de convocatoria de las danzas folclóricas. Además, suele ser el primer contacto que tiene todo joven con un instrumento. Muchos, antes o después de ir a bailar a un boliche, hacen una guitarreada de folclore en alguna casa.
El consumo de folclore argentino aumenta en Spotify, impulsado por el público joven
Lo que sucede es que gracias a las nuevas tecnologías y a la mayor conectividad y acceso, podemos tener una medición del consumo que hasta ahora no teníamos. Antes, los artistas que sosteníamos proyectos independientes producíamos materiales (álbumes, CD’s, videos de recitales), pero no llegábamos a legalizarlos ni a editarlos por el gran costo que demandaba, y porque la mayoría de los trámites en AADI, Capif o Sadaic eran presenciales en Buenos Aires, y exigían una gran tirada mínima de unidades.
Por eso nos quedábamos con los discos caseros que comercializábamos de manera directa en cada show. Hoy es mucho más accesible colgar el material en Spotify, como hicimos con “Criollo”, que se escucha mucho en España y EEUU, y lo tenemos a la venta en Rusia. El CD físico se convirtió en un souvenir necesario para las relaciones públicas.
Para los colegas de otros géneros, la situación es mucho más difícil, salvo para el sector tropical que también tiene un campo de acción importante. En el folclore tenés tres niveles de trabajo en vivo: los grandes festivales populares masivos (muchos productores los usan para insertar artistas de otros estilos), las peñas y parrillas con shows, y las fiestas privadas (Gato Negro llegó a actuar hasta en bautismos).
En pandemia, la manera de llegar al público es mediante las redes sociales. Tuvimos que incorporar nuevas tecnologías y seguimos en la búsqueda de cómo mantener la cercanía con nuestros seguidores, aunque no tengamos ingresos al no haber recitales en vivo.