Un salteño recorrió Latinoamérica en busca de la escuela ideal
Bruno Iriarte viajó 30 mil kilómetros en su combi. Visitó trece países de la región y analizó sesenta modelos de aprendizaje alternativos. Ahora cuenta su experiencia.
El salteño Bruno Iriarte busca. Busca mucho. También encuentra.
Hace tres años, en México, el joven de 34 años trabajaba en Guanajuato, una ciudad del centro mexicano, como mentor de estudiantes. Se dio cuenta, entonces, de que los problemas del sistema educativo eran similares a los argentinos. "Era poner un parche encima de un parche y encima de un parche", dijo a INFOBAE, que contó su historia: con sus ahorros se compró una combi Volkswagen, la refaccionó, y la preparó para recorrer 30 mil kilómetros en busca, según sus palabras, de la escuela ideal.
Infobae detalla que Bruno, después de estudiar Relaciones Internacionales se unió al proyecto Enseñá por Argentina, que le permitió dar clases en escuelas vulnerables del conurbano bonaerense.
Entonces empezó a viajar, en busca de la escuela idea. Renunció a su trabajo y empezó a viajar. Pasó dos años arriba de esa combi. Recorrió 13 países. En cada uno de ellos habló con profesores, alumnos, padres. Estuvo en 60 escuelas. En cada establecimiento pasó al menos una jornada completa en la que observó la dinámica de enseñanza-aprendizaje.
Su experiencia la volcó en un libro que se publicó hace unos días: "En busca de la escuela ideal", de Editorial Magisterio.
"Me di cuenta de que no hay que irse hasta Finlandia para encontrar escuelas exitosas”, dijo.
Iriarte dijo que en la mayoría de los países se llevó buenas impresiones. "Quizás en Colombia fue donde sentí que nos están sacando kilómetros porque tienen a la educación como piedra fundamental para el desarrollo", agregó. Allí visitó los Colegios Fontán, una red de "pedagogía libre", donde los chicos no tienen horarios, ni exámenes, ni están divididos por edades y aprenden a su ritmo. A través de la tecnología, se hace un seguimiento de cada uno.
Uno de los proyectos que más lo sorprendió fue el de Kurmi Wasi, en Bolivia. En la escuela se rescatan todas las tradiciones autóctonas vinculadas a la tierra, a la Pacha Mama, y se la combina con una metodología Montessori, de liberar el talento de cada alumno.