Entre lágrimas, un testigo afirmó que pagó coimas a Reynoso
Pablo Meneses, uno de los detenidos en la causa contra los empresarios carniceros, dijo sentirse una víctima del ex juez federal de Orán.
El tercero de los detenidos en la causa contra los empresarios carniceros en la que el ex juez federal de Orán, Raúl Reynoso, los imputó por narcotráfico, lavado de activos, evasión fiscal y tráfico de divisas declaró ayer y su versión coincidió en todo con los anteriores.
Pablo Meneses fue, junto a Iván Cabeza y Bruno Mazzone, uno de los detenidos en la causa que estalló el 12 de mayo de 2015 con una decena de allanamientos en carnicerías de Orán, Tartagal, Salta y Tucumán. Al presentarse como testigo, no pudo contener las lágrimas cuando recordó lo vivido y complicó a Reynoso y a quien fuera su abogada, María Elena Esper, una de los siete imputados por pedir coimas para lograr beneficios judiciales para detenidos por narcotráfico.
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El relato cronológico y detallado de Meneses apuntó a afirmar que Esper le dijo que si quería recuperar la libertad debía pagar: “Esper me dijo ‘acá se pone plata, se paga para salir, así es acá’”, afirmó antes de contar que, en total, abonó $500.000.
El testigo dijo que su familia llegó a Esper por recomendaciones que aseguraban que iba a lograr su liberación. La conoció cuando estaba detenido en el Escuadrón 20 de Gendarmería, ocasión en que la abogada le habría asegurado que era amiga cercana del por entonces juez Reynoso.
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Esper le habría pedido, primero, $200.000 y poco después, otros $100.000 para iniciar los trámites. Meneses se negó porque no entendía por qué tenía que pagar una coima siendo inocente, pero entendió que no le quedaba más remedio. Cuando le dijeron que lo trasladaría a la cárcel federal de Güemes se asustó, pero Esper le aseguró que pronto saldría en libertad, según declaró ayer ante el Tribunal Federal que lleva adelante el juicio.
Estando en Güemes es que le pidió los $200.000 que faltaban para completar los $500.000 que costaban su libertad. Ese también fue el lugar en el que habló con sus consortes de causa (Cabeza y Mazzone) y les dijo que debían pagar coimas si querían ser liberados, lo mismo que sostenían otros presos de causas diferentes, por lo que le pidieron que hable con Esper por la situación de ellos.
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Meneses lo hizo y la abogada pasó el mismo precio para cada uno. La familia Cabeza y Marcelo Mazzone (hermano de Bruno) le hicieron llegar parte del dinero por medio de Gustavo Meneses, hermano del testigo.
El 17 de junio Meneses salió en libertad, siendo el primero de los imputados en lograrlo y gracias a que su hermano fue juntando el dinero y entregándoselo a Esper. Esa parte del relato coincidió con el que brindó meses atrás Gustavo Meneses.
Ya libre, Pablo Meneses le habría llevado el dinero restante de los Mazzone en persona al departamento de Esper y la acompañó después al propio Juzgado Federal de Orán.
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De ningún modo ese dinero eran los honorarios de Esper. El testigo contó que, por su trabajo, la abogada le pidió otros $150.000, de los cuales sol pagó la mitad.
Además del trance de pasar un mes detenido, la causa le significó problemas económicos y psicológicos a Meneses. Indicó que le secuestraron vehículos y dinero, mientras que nunca le encontraron droga.
El testigo se quebró cuando hizo referencia al sufrimiento emocional sufrido por su familia, el temor por sus hijos. Además, dijo que perdió credibilidad por lo que tuvo que cerrar dos de sus seis carnicerías.
La causa por la que cayeron detenidos Meneses, Cabeza y Mazzone finalmente fue anulada por la Cámara Federal de Apelación por los defectos en la instrucción de Reynoso.